En todo sistema de control existe un punto débil, igual que en todo Juego existe un botón de cancelación. Así en la Mátrix también, pero ésta incluye la posibilidad de hacer creer al jugador que no existe tal botón ni tal juego.
Así existe una clave de desconexión o liberación, lo que en las religiones de la Mátrix se denomina "el salvador". es decir, la Mátrix hace creer al jugador que el final depende de la propia Mátrix y no del jugador. Así Mátrix convierte el jugador en un "esclavo" a la espera.
Los esclavos están conectados a la Mátrix y le sirven. Son servidores de la Mátrix, y religiosamente sirven al Cristo que la Mátrix-Religiosa les ofrece. Así que al final, sirven a la Mátrix.
Pero esa no es la verdad, pues el Cristo "no ha venido a ser servido, sino a servir" (Mt 28, 28).
"El Cristo" es el protocolo de desconexión de la Mátrix.
Es decir, la clave de desconexión o salvación (o el reset del programa) no está para pensarla, imaginarla y adorarla.
Está para servirse de ella, es decir, para utilizarla pulsando la tecla "El Cristo" o "Liberación" o "fin del programa".
Un "esclavo" viene a significar "ser un clavo clavado en la cruz cristiana de la Mátrix-Religiosa". Al estar clavado no puede moverse para pulsar su reset.
Pero todo "esclavo" lleva de SER-ie (en su SER) ese protocolo de liberación y de comunicación, que es amor, sabiduría, "el Cristo".
"El Cristo" es la clave para que el "esclavo" (el que es clavo) se convierta en "es-clave", y se convierta en la propia clave "El Cristo" que se desconecta a sí misma.
Ésa es la CONVERSIÓN.
Así, un "esclavo" es un botón que se niega a sí mismo a pulsarse y ejecutarse. Su mentalidad es que "es clavo", "ser clavo", "yo soy clavo" y no "yo soy clave".
Es el individuo que estando sólo en la Sala de Simulación es el único que puede pulsar la opción "salir", porque no existe nadie allí, y los personajes que ve (y los que imagina, como el "salvador") sólo son proyecciones de la Simulación incapaces de saltarse la única regla de la propia Simulación: la libertad, que lo único que impide es dar al botón de "cancel" de las demás proyecciones.
Una vez que pulsa el botón, el esclavo o servidor de la Mátrix deja de ser jugador inconsciente o servidor, y pasa a servirse como cliente-humano de su propio SER-vidor (SER-humano) que le sirve la Vida SER-Vida en bandeja, pues el "Cristo" (la clave, el botón) está a servir y servirse de él, pulsándolo.
Ese botón pulsado es encender la luz, de forma que se ve en donde se está. Por eso ese botón supone "Yo Soy la luz del mundo".
Sin embargo, en la propia Simulación, la Mátrix-Religiosa argumenta que "la clave de la salvación" ha de ser servida, pues los jugadores religiosos son "servidores de su Señor Jesucristo", de forma que el "esclavo" se convierte en lo que no es: servidor, y por ello su servicio "religioso" no tiene efectividad ninguna, sino sólo para La Mátrix, a la que sirve al hacerle caso.
Así la Mátrix logra mantener al "esclavo" en el programa
para que el programa se mantenga activo, pues sin personajes en un juego, no existe el juego.
Igualmente la Mátrix Religiosa convence al jugador de que existe un jugador especial que está fuera del juego (Jesucristo) y que vendrá a sacarle de él.
Así el jugador se mantiene en su estado de esclavo de la Mátrix, cuando potencialmente él mismo es la clave o "es clave" para terminar.
Por eso uno de las instrucciones antes de usar el botón y usarlo con efectividad es "médico, cúrate a ti mismo", según el manual de salida de la simulación en Lc 4, 23.
...
No hay comentarios:
Publicar un comentario